sábado, 18 de julio de 2015

Celebrando “pi”

Nadie alardea de ser un ignorante en literatura, pongamos por caso, pero parece socialmente aceptable jactarse de ignorar la ciencia y afirmar, orgulloso, que se es un incompetente en matemáticas. ¡Lástima! La matemática es la ciencia del orden y la medida, el origen de bellas cadenas de razonamiento, la gimnasia del espíritu y la soberana de la erudición.

pi 2Es el reino familiar de los números y, como en todo reino, como en cualquier familia, la matemática agrupa entes de variado pelaje: locos, insensatos y sin sentido, representados por los números irracionales [1]; íntegros, honestos y virtuosos como los enteros; cortos de miras como los finitos, e incluso familiares consanguíneos, como los números primos. Los quebrados podrían personalizar ese segmento social difícil de tratar, abruptos y desiguales, y los números complejos encarnar a los síquicamente enredados en la maraña de sus pensamientos.

También hay números con nombre propio, como los indeseables números rojos, el trascendental, logarítmico y circunspecto número e, el popular pi [2] e incluso uno con el extraño nombre de raíz de dos. Los apodados sii y syss son usados por los matemáticos como jerga ocasional, y no suelen aparecer en textos formales.

pi 6

San Agustín consideraba a los números como pensamientos de Dios, y toda arquitectura de intención religiosa o sagrada les confería un valor simbólico y un cierto carácter de perfección. Los romanos otorgaban esta misteriosa cualidad a los primeros doce números naturales. El arte gótico los combinó en distintas variantes hasta constituir una ciencia más o menos hermética. La mala fama del número siguiente, el 13, se atribuye a que es la primera cifra no divina, la que corta la continuidad de la serie perfecta a causa de los efluvios malignos que posee.

Pero de lo que quería escribir hoy es del “Día de la Aproximación a Pi”, nada que ver con aquel Pi de la novela de Yann Martel. Me refiero al día del número pi –irracional donde los haya– o π –la letra griega que lo simboliza–, que los matemáticos de todo el mundo celebran cada año el 22 de julio. Si se preguntan el porqué de la fecha, observen su notación, 22/7, como una fracción y calculen el resultado. Obtendrán 3,14, es decir, el valor de π con una aproximación de dos decimales.

La importancia de este número, que relaciona la longitud de la circunferencia con su diámetro, se conoce desde hace al menos 4.000 años. En el 2000 aC, egipcios y babilonios la utilizaban ya en sus cálculos y en el diseño de sus construcciones, prevalecidas hasta nuestros días.

En esta familia de los números y “relaciones” entre sus miembros no podían faltar algunas más como, por ejemplo, la raíz de dos, referida a la relación entre el lado del cuadrado y su diagonal o la llamada relación frígida establecida entre el número de bolas de un helado y su precio, única con sabor a vainilla, fresa o tutti-frutti.

pi 5

De notable interés me parece igualmente el grupo de los números mágicos. Pitágoras [3], famoso por su teorema, veía en el siete la perfección. Sin embargo, Lao Tse, padre del taoísmo, consideraba que el uno crea al dos y este al tres, generador de todas las cosas, representando el punto central del equilibrio. Si de treses se trata, también en otras creencias viene a ser un número mágico, sagrado y dogmático. Para los creyentes cristianos, la Santísima Trinidad: tres personas distintas en un solo Dios verdadero, de extrema dificultad para los misioneros esforzados en hacer llegar ese misterio matemático a los indígenas que pretendían evangelizar.

Es indudable que los números que presentan mayor interés mágico son aquellos que salen agraciados en los sorteos de la lotería, bingo, bonoloto o euromillones. Para mí, durante este año, como en los anteriores, no ha habido, por ahora, magia ni sortilegio alguno.


IMÁGENES: Arriba, letra pi del alfabeto griego, símbolo adoptado en 1706 por William Jones y popularizado por Leonhard Euler. Centro, fachada principal de la catedral de Burgos, patrimonio de la humanidad, cuyas obras comenzaron en 1221 siguiendo patrones góticos franceses. Abajo, billete de la lotería española.

[1] Hipaso de Metaponto, un alumno de Pitágoras, descubrió los números irracionales intentando escribir la raíz de dos en forma de fracción. No lo consiguió. Se llaman irracionales por eso, porque no pueden representarse como una fracción, ¡no porque estén locos!

[2] Pi o π es un número irracional famoso. Hace unos 75 años, el científico indio Ramanujan desarrolló métodos para calcular su valor con extraordinaria eficiencia. Sus algoritmos, ahora computerizados, son capaces de obtener millones de dígitos para π.

[3] Pitágoras (569 - 475 aC) no pudo aceptar que existieran números irracionales porque creía que todos los números tienen valores perfectos. Como no pudo demostrar que los números irracionales de Hipaso no existían, tiraron a Hipaso al mar, donde se ahogó.

4 comentarios:

Ramon Tejeiro dijo...

Eso de los números tiene mucho desarrollo, Félix, y te agradezco que abras el fuego en un tema tan importante. Quien alardea de no saber matemáticas y cree que con haber leído algunos textos de sociología -o sin haber leído ninguno- puede entender los comportamientos humanos, ignora que siempre hay una causa para cada efecto y una relación de proporcionalidad entre uno y otro... cuestión aparte es que sepamos cuál es el algoritmo que los relaciona. En algún momento, cuando las máquinas nos permitan calcular sistemas de millones de ecuaciones con millones de incógnitas, quizás calculemos a Dios.

FG dijo...

Ramón, espero con interés que llegue ese momento y espero, sobre todo, que no nos desilusione el resultado del cálculo.

Ramon Tejeiro dijo...

En la misma línea, recomiendo leer este artículo: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-07-23/amor-y-matematicas-edward-frenkel-finanzas-inteligencia-artificial_938240/

Imelda dijo...


Precioso e interesante artículo. Erudito y como tú haces muy bien construido. No tengo palabras para estar a esta altura; pero me gusta haberlo podido leer. Gracias Félix.