sábado, 12 de marzo de 2016

De chinos y zanguangos

Filipinas mantiene excelentes relaciones con sus grandes vecinos, digamos Japón, China, India y algunos más. Durante estos días, el emperador de Japón y su esposa, o lo que los años han dejado de ambos, nos han visitado en Manila, donde los medios dan cumplida cuenta de sus actividades con un espectacular despliegue de recursos. India y China salen a diario en la prensa con sendas páginas de noticias, publicitando y pagando, supongo– sus logros y enfatizando la evolución social, científica y tecnológica de ambos países.

Go

Una reciente reseña da cuenta de que, en China, un programa informático ha derrotado, por vez primera, a un campeón profesional de un milenario juego llamado Go [1], una prueba de estrategia en la que los jugadores deben conquistar el mayor territorio posible, posicionando unas piedras blancas y negras sobre un tablero. El desafío parece sencillo y las reglas simples, pero esconde una gran complejidad especialmente para una máquina, por la dificultad que entraña calcular movimientos arbitrarios. Los aficionados al juego aseguran que es más sofisticado que el ajedrez.

Al genial Marvin Minsky, padre de la inteligencia artificial, fallecido hace pocos días, le habría encantado leer esta noticia sobre una hazaña que nadie esperaba antes de una década. El software desarrollado por Google ha dado un importante paso adelante. El programa utiliza múltiples y exhaustivos circuitos electrónicos interrelacionados para evaluar posiciones sobre el tablero y seleccionar posibles movimientos. Se trata de “redes neuronales artificiales”, que imitan a las biológicas y se prepararon combinando el aprendizaje supervisado por jugadores expertos con el que se consigue cuando la máquina juega contra sí misma.

Go 3Otra noticia, también de China, me ha recordado a mi abuelo Francisco, quien desplegaba a veces un léxico bastante sofisticado para un maquinista de locomotoras de vapor. Solía llamar “zanguango” a personas desmañadas y torpes que destacaban por su pereza, indolencia, desidia… Un vocablo, el de mi abuelo, fonéticamente similar al chino zhuangyuan, aunque con significado bien distinto.

Cuentan que, en tiempos de la dinastía Sui, hace unos 1.400 años, el imperio tenía censados 360 oficios o actividades, y que cada una de ellas disponía de su zhuangyuan, el erudito que conocía al dedillo los intríngulis del negocio, el primero de la clase, el gafotas, en suma.

La dinastía Sui [2] acabó con casi cuatro siglos de gobierno de castas militares, instaurando una complicada organización de funcionarios al servicio del estado. El “examen civil” era el único camino abierto a los estudiosos que deseaban formar parte de la envidiada burocracia y, por ende, elevar su posición social. Un asunto este de excepcional importancia en la época, considerando que la categoría de funcionario era hereditaria, es decir, hijos, nietos y biznietos mantenían de por vida la condición adquirida por su padre, abuelo o bisabuelo.

Go 2Los exámenes se realizaban a diferentes niveles, siendo el más alto el llamado "examen de la corte imperial", presidido por el propio emperador. A la persona que ocupaba el primer puesto en la lista de aprobados, es decir, al primero de su promoción, se le llamaba el zhuangyuan, suprema aspiración de los antiguos chinos instruidos.

Aunque el sistema se canceló en 1905, a los chinos contemporáneos que reciben la nota más alta en los exámenes para funcionario público se les sigue llamando como entonces. De hecho, todos los oficios mantienen profesionales de primer nivel. Nadie se sorprende hoy si oye hablar de maestros zhuangyuan en la cría de chanchos, gallinas o conejos o incluso en la conducción de locomotoras de vapor.

Como mi abuelo.


IMÁGENES: Arriba, tablero del juego del Go. Centro, locomotora de vapor de la época de mi abuelo, aunque algunos tramos ya estaban electrificados. Abajo, examen de la corte imperial.

[1] El go en chino, igo en japonés o baduk en coreano, es un juego de tablero estratégico para dos jugadores que se originó en la antigua China hace más de 2.500 años. Fue considerado una de las cuatro artes esenciales de la cultura china de la antigüedad.

[2] El pronto colapso de la dinastía Sui ha sido atribuido a las tiránicas exigencias del gobierno sobre el pueblo, quienes soportaron el terrible agobio de los impuestos y la labor obligatoria, es decir, trabajos forzados. ¡Jodidos chinos!

7 comentarios:

Jorge Juan dijo...

Pues lo del término zanguango, que viene de zangón, según la RAE, me trae a la mente la palabra zángano que es una abeja macho que solo se dedica a fecundar a la abeja reina y que no hace otra cosa, pues incluso hay que alimentarle.

Zanguango y zángano tienen parecidos significados y desde luego nada que ver con la palabra china que describe el término opuesto.

Lo de la inteligencia artificial da mucho yuyu, porque si hacemos caso al británico autor de la teoría del todo, Stephen Hawking, el incursionar demasiado en esta disciplina puede terminar costando muy caro a la humanidad y si no que se lo digan a John Connor, el protagonista destinado a salvar a la humanidad, viniendo de un futuro horrendo producto del descerebramiento humano.

Isabel C. dijo...

Gracias, Félix.
Saludos.

FG dijo...

Algunos comentarios a esta entrada no se corresponden con el tema de la entrada misma sino con la entrevista que le hicieron en el suplemento dominical del diario "El Mundo" a mi hijo Diego y que puede leerse aquí: http://www.elmundo.es/papel/lideres/2016/03/08/56dd71c3268e3e151e8b4679.html.

Agradezco igual o más estos comentarios.

Álvaro y Bettina dijo...

Mira por donde yo ya había leído el artículo y me hizo retornar la rabia que siento cuando pienso que en España no se da un duro a los investigadores de primer orden que tenemos o que podríamos llegar a tener si existieran unos pocos fondos para la investigación. Como podrás suponer, yo no me podía ni imaginar que era hijo tuyo. Felicidades, buen trabajo, debes de estar muy orgulloso.

Rafael dijo...

Interesantísimo el artículo sobre tu hijo en El Mundo, más para los que hemos trabajado en investigación resistiéndonos a marchar de España.
El cuaderno de los caminos, lo leeré más tarde

Eugenio dijo...

A Diego hace tiempo que lo sigo en los medios de comunicación, pero no lo había relacionado contigo. El ser un investigador (como otro muchos que hay en nuestro querido país que es Aragón), me llamaba poderosamente la atención. Es una mezcla de orgullo y pena... pero lamentablemente es el tiempo que nos ha tocado vivir, o quizás no, y siempre haya sido así... Ramón y Cajal, MIguel Servet, Francisco de Goya, Pablo Serrano, María de Moliner, Florián Rey, Manuel Pertegaz, o mi amiga Teresa Perales... lo tuvieron fácil¿?

Álvaro dijo...

Querido Félix, veo que tienes un hijo de lujo!
Un abrazo,