sábado, 22 de julio de 2017

Maestros Ciruela

Los políticos matan la cultura porque la desprecian, sí, pero también porque le tienen miedo. La desprecian porque nuestra clase política es cada vez más ignorante, más inculta. Le tienen miedo porque prefieren tener delante un público incapacitado para pensar y, por tanto, manipulable. Toda una dimensión de engaños y mentiras que algunas personas asumen, anulando su capacidad de discernir, el “libre pensamiento”; la más elevada de las manifestaciones del ser humano.

Ciruela 1En esta línea, por poner algunos ejemplos de desprecio a la cultura gemas de la incultura general–, en el Reino Unido, el ministro de Economía, George Osborne, fue incapaz de responder una simple pregunta de un grupo de escolares: "¿Cuánto es siete por ocho?". El ministro, con la diplomacia de su dignidad, respondió: "Tengo como regla en la vida no contestar a este tipo de cuestiones". Al entonces ministro laborista, Stephen Byers, le hicieron la misma pregunta en 1998. Su respuesta se halla entre las meteduras de pata políticas más sonadas del siglo: "54", afirmó con autoridad. Así va la economía.

En Cantabria, Ciudadanos ha perdido dos tercios de su militancia desde que, a dedo, un tal Álvarez Palleiro –de mote “El Locha”– fue elegido portavoz del partido. Después de desempeñar variopintos oficios: profesor de informática, vendedor de autos, humorista… no parece que la política fuera una de sus preferencias. En 2011, a propósito del debate entre Rajoy y Rubalcaba manifestó: “Me gustaría que los candidatos se sacasen el pene y se lo midiesen, para tener algo objetivo en qué apoyarme a la hora de votar”. Lamentable oratoria de un personaje que ha debido encontrar su futuro en el pesebre ignaro y analfabeto de la política.

Ciruela 2En el Congreso, celebrando nuestra transición a la democracia, un político populista y zocato no encontró mejor manera de criticar a nuestro rey, Felipe VI, afeándole que citara aquellos versos de Machado, al pelo como metáfora para ensalzar nuestra reconciliación definitiva: “Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios: una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.

Según Pablo Iglesias, “las dos Españas de Machado eran la democracia y una dictadura sanguinaria, siendo esta última la que helaba el corazón de los españoles”. Enseguida recordaron al secretario general de Podemos que los versos son de 1912 –poema LIII en Proverbios y Cantares–, cuando en España no había ninguna dictadura, ni sanguinaria ni sin sanguinar.

newton-manzanaMetidos en faena, he aquí otra perla del líder morado [1], a quien, negado para la cultura, bien podríamos aplicar aquello de que uno pasa por la universidad, pero la universidad, a veces, no pasa por uno: “A los liberales les gusta mucho Newton, al que le cayó una manzana y de ahí dedujo la teoría de la relatividad”. Relativamente, porque Newton murió en 1727 y solo a principios del siglo XX Einstein enunció su famosa teoría. Sin necesidad de manzana, por cierto.

En filosofía, este político no pasa del quiosco de los helados cuando, desde la tribuna del Congreso, se refirió a la “Ética de la razón pura”, de Kant. El alemán escribió “Crítica de la razón pura”, –como saben los alumnos de 4º de la ESO [2]–, que no es igual ni parecido.

Se coronó gran experto en heráldica, confundiendo la Cruz de San Andrés con la Cruz de Borgoña, cuando intentó tachar de monárquico al PNV [3]. En aritmética tampoco se aclara, equivocando el 38 aniversario de la Constitución Española con el 28, según sus cuentas.

Maestro Ciruela [4] que, sin saber leer, puso escuela.


IMÁGENES: Arriba, la tabla de multiplicar del 7. Centro, una inolvidable frase de Machado. Abajo, Newton, la manzana y la relatividad.

[1] El color que identifica a su formación política.
[2] Enseñanza Secundaria Obligatoria, en el sistema educativo español.
[3] Partido Nacionalista Vasco, fundado en 1895.
[4] La anécdota no se refiere a la fruta sino al pueblo de Siruela (con “ese”) en Badajoz, donde la leyenda dice que las autoridades contrataron para maestro de la escuela a un tipo que no sabía leer ni escribir.

Fuentes: ABC (edición papel), eldiario.es y El Librepensador

sábado, 8 de julio de 2017

El infierno

Esta historia apareció por primera vez en internet hace unos 10 o 12 años. No sé sabe quién la publicó ni en qué idioma, ni si se trata de un hecho real -muy probablemente, no- ni el lugar dónde se desarrolló. Versiones en español apuntan a universidades españolas, mientras que los textos en inglés remiten a universidades norteamericanas y australianas. Este es un resumen más o menos comprensible para los no iniciados.

Un profesor de la asignatura de Termodinámica, algo excéntrico y un tanto bienhumorado, preparó un examen para sus alumnos con una sola pregunta: “¿Es el infierno exotérmico (emite calor) o endotérmico (absorbe calor)? Justifica tu respuesta”.

INFIERNO 1La mayor parte de los estudiantes hicieron referencia a la ley de Boyle-Mariotte: el gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime, o a alguna de sus variantes. Sin embargo, uno de ellos respondió más o menos así:

En primer lugar, es preciso conocer cómo varía en el tiempo el volumen del infierno. Para ello, necesitamos saber con qué frecuencia las almas entran en él y con qué frecuencia salen. Podemos asumir sin ninguna duda que, una vez que un alma ha entrado en el infierno, ya no sale nunca más. Por lo tanto, la frecuencia de salida es igual a cero.

Seguidamente debemos calcular cuántas almas entran en el infierno. Como se sabe, todas las religiones nos amenazan con arrojarnos al fuego eterno si no somos de su cuerda. Dado que una persona no puede pertenecer más que a una religión al mismo tiempo, la presión del resto de cultos la condenará al infierno, tarde o temprano, irremediablemente. Con las tasas de natalidad y mortalidad existentes, podemos determinar sin objeción que el número de almas que ingresan en el infierno crece exponencialmente.

Veamos ahora la variación de su volumen. La citada ley establece que, para que la temperatura y presión permanezcan invariables, el volumen del infierno tiene que expandirse a medida que se vayan añadiendo almas y en idéntica proporción. Pero también podría ocurrir que:

1 - El volumen del infierno crece: infierno en expansión.
2 - El volumen del infierno decrece: infierno compresivo.

Si el volumen del infierno crece, caso 1, la presión y temperatura decrecerán constantemente, hasta el punto en el que la entropía llegue a su máximo y el infierno se congele.

Considerando guerras, enfermedades, hambrunas, operaciones salida y algún tsunami, solo podemos suponer, caso 2, que la tasa de entrada de almas en el infierno será siempre superior a la velocidad de crecimiento de su volumen, con lo que temperatura y presión se incrementarán constantemente hasta provocar el estallido del averno.

infierno 3¿Cuál es la conclusión? Según el postulado enunciado por mi compañera Rocío López en el primer curso de carrera: “Me acostaré contigo cuando el infierno se congele”, y teniendo en cuenta que todavía no he conseguido llevármela al huerto y que cada día que pasa lo veo más espinoso, el supuesto 1, que el infierno se congele, no puede ser cierto.

Resultado: Podemos concluir que el infierno es exotérmico. Matrícula de Honor.

P.D. Dice mi mujer que ha tenido que leer el texto varias veces para no perderse en este galimatías infernal.


IMÁGENES: Arriba, el infierno. Abajo, Rocío López en el campus.

Fuentes: La historia me la remitió desde Paraguay mi amigo Jorge. Después, he investigado su origen y versiones en múltiples páginas de internet. La publicada ahora es un arreglo y resumen de todas ellas. Las fotos las he pillado en internet.