sábado, 23 de noviembre de 2013

Teléfono inteligente, oiga

Todo comenzó durante una sobremesa familiar en la que mis hijos decidieron que su querido y viejo progenitor no podía andar por el mundo con aquella antigualla de Nokia de cuando no había tren. Necesitaba un smart phone. De nada sirvió alegar que mis necesidades estaban cubiertas con poder hablar por teléfono y despachar algún ocasional mensaje de texto. ¡Pues, no! Ahora, un teléfono celular que marque paquete debe disponer de guasap, una cámara de fotos –mejor, dos– y decenas de aplicaciones quasidiabólicas made in cualquier país de ojos oblicuos.

Lo del guasap sí que me intrigaba un poco porque había oído hablar de la cosa en el tranvía a unas minifalderas paticortas: “Te mando un guasap esta tarde”. Tenía yo ganas de saber qué le mandaba la pecosilla a la morenita que la acompañaba, si una tarta de cerezas o una entrada para el concierto de Andrés Calamaro o una caja de píldoras del día después para sus primeras abluciones sexuales…

marilyn-monroe-hablando-por-telefono

No tarde en recibir, de manos de mis herederos, un teléfono celular “que te cagas” –en versión literal al uso–, provisto de sistema Androide (?), cámaras posterior y frontal “de puta madre” –me dijeron–, batería de composición química similar a la del combustible empleado por la NASA… Con el equipo básico más “alguna cosilla” que le habían añadido por su cuenta, pensando en facilitarme la vida. Por ejemplo, la aplicación “Vive Zaragoza” que permite ubicar, sobre un mapa de la ciudad, las paradas del bus –como si uno no viera las marquesinas–, la floristería más próxima a mi domicilio, las farmacias de guardia, los puntos de alquiler de bicicletas –que en mi vida me pasó por la cabeza arrendar una– y otras cumplidas entelequias ciudadanas de similar talante que me importaban exactamente una mierda.

El caso es que aquella cosa negra escondía la tira de sorpresas: para estar bien comunicado –angustioso elegir cómo–, el aludido guasap, más Skype, una segunda línea de Movistar, ChatOn, Gmail, Facebook, Hangouts, Line y el sistema de mensajería de siempre; para leer algo sobre tan chica pantalla, dos lectores de libros electrónicos; para mantener la mente activa, sudokus y juegos de todo tipo –la mayoría, estúpidos juegos de todo tipo–; para entretener mis interminables horas de aeropuerto, música, radio FM, vídeo…

señalesdehumoAñadan internet con acceso por voz, calculadora científica, información del tiempo, cambio de divisas, un diccionario de inglés americano, otro de inglés inglés, otro de francés unificado (?) y otro español de la RAE, un medidor de señal wifi, un detector de radares de control de velocidad, reloj con alarma, galería de fotos, brújula para no perder el norte, un libro de recetas de cocina, sonómetro, dos carpetas de almacenamiento “en la nube”, limpiador de caché, acceso directo a Amazon.com y a las noticias del día actualizadas cada poco…¡Ah! También permitía hablar por teléfono, como antaño. Eché de menos un dispensador de palillos de dientes.

De pronto, el aparato silbó un chu chu chí chu chí chu, como un cazador llamando a su perro. Al minuto escaso otra vez y otra y otra y otra … Pitaba al actualizar una aplicación, cuando llegaba un guasap o un mensaje de texto o un correo electrónico en cualquiera de los n-formatos previstos a las n-direcciones disponibles, cuando la batería estaba baja, cuando terminaba de cargar, cuando limpiaba la caché, cuando le salía de los huevos… ¡Neuronalmente insoportable!

Terminé regalando el esplendoroso Galaxy-no-sé-qué-pollas a un indigente que pedía limosna a la puerta de un MacDonals para irse de vacaciones a Cancún.

Dice mi mujer que mis hijos no me lo perdonarán nunca. Yo tampoco.


IMÁGENES: Arriba, una espectacular Marilyn Monroe dando palique a un par de admiradores con un sistema de telefonía dual. Abajo, modelo de comunicación inalámbrica “en la nube” de los indios americanos.

10 comentarios:

Ana E. dijo...

En esas ando yo que dentro de 10 minutos me voy a Movistar a por un smartphone no porque yo lo quiera que tengo un Nokia que sirve para lo que yo necesito - llamar y que me llamen - sino porque familia y amigos se quejan de que mis llamadas y mensajes les salen muy caros (!).
De acuerdo contigo en todo lo que cuentas sobre estos modernos aparatejos.

Paola N. dijo...

Muy buena la entrada, jajaja...

Jorge Juan dijo...

O sea, que le diste a un pedigüeño el flamante teléfono inteligente que te regalaron tus hijos? Y dices que no te lo perdonan y tú tampoco?
Pues verás, no entiendo muy bien lo que quieres venir a decir en tu blog, salvo que estuvieras hasta el gollete de caña paraguaya, porque tienes un smartphone con el que me has enviado varios sapos por guasap, lo has intentado por Skaipi y me has hecho chi-chi-fú o chu-chi-chú con el Line nipón. No sabía que tambien portaras brújula en el telefonamen. Podrías haber cargado de paso un anemómetro, un altímetro y un variometro para haberte evitado echar la culpa a Dios de arrearte el porrazo contra las peñas pirenaicas de Jaca.
Tu amigo

Marichu dijo...

Me parece un texto muyyyyyy ilustrativo. ¡Y quieren que yo me cambie el mío! Lo tengo claro.

Mariano J. Mingo dijo...

Genial, Félix. Me siento completamente identificado con tu reflexión en este post. El pasado mes de mayo la compañía telefónica Movistar tuvo a bien obsequiarme con un smart phone sencillito por contratar el programa "no-sé-qué". Mi primera experiencia en este campo no pudo ser más frustrante. Servidor, otrora feliz con su sencillo Nokia sin radio, sin internet, sin redes sociales, sin p... en vinagre, ahora reconvertido en un obseso de la tecnología y sus placeres; todo el día arriba y abajo de la ciudad, gorroneando wifis gratuitas, consultando el estado del tiempo (pero, ¿para qué, no estaba ya en la calle disfrutando de él?), colgado del guasap, del feisbuc, del tuiter... Seis meses después de aquel infierno que hacía tambalear mi paz interior, mi flamante smart phone tiene una nueva propietaria, mi mujer, sin duda menos adicta que yo a las necesidades artificiales y totalmente carentes de sentido que te hacen sentir estos aparatos del infierno, ¡el Diablo confunda a su creador!.

Jorge dijo...

¡Bueno , parece que este punto de vista tiene seguidores! Pero aquí uno de los que te daba el coñazo para que te cambiaras de teléfono sabe lo contento que estás con tu Nexus 8. El mendigo aquél se pondría contento con un Galaxy, ya me lo contarás por guasap.

Ramón dijo...

Me tranquilizas... después del anterior post temí que te hubieras vuelto trascendente. Alguien me tranquilizó informándome que tu profundidad de pensamiento era explicable por que te habías caído del cielo y te habías hecho daño... no mucho daño, me tranquilizaron aún más, pero sí suficiente como para hacerte consciente de la vulnerabilidad del humano, que éste siempre ha compensado dándose a eso: a lo trascendental, que no produce agujetas ni aviva dolores de huesos. Además mola.
Por otro lado, me encanta tu reacción libertaria: ¡a la mierda el smart phone que te pretendía colonizar!
Como sabes, te estoy esperando en Guatemala.

Elías B. dijo...

Muy bueno lo del teléfono celular Félix!
Mi relación con ellos es un poco ambigua. Por momentos veo lo mismo que vos. En otros momentos pienso que no puedo quedar en el tiempo y que hay que acompañar a las nuevas tecnologías. Así, hará unos tres años, cuando vi que me entraban muchos e-mail que decían al final "Enviado desde mi BlackBerry...." pensé "acá está pasando algo y no puedo quedarme atrás". Así que me compré uno y la verdad que no me fue mal. Aún lo tengo en uso aunque sé que ya está obsoleto. También me compré hace un año en Asunción una Tablet. Lo sorprendente de estos aparatitos es que vos tenés todas las opciones. Si te molestan los avisos los ponés en modo silencio. Y finalmente usás las aplicaciones que te sirven.

Mi viejo BB me resulta muy útil. Lo uso para hablar por teléfono, uso el mensajero instantáneo que viene incluido y también bajé el WhatsApp. Los e-mail entran allí y también en la computadora, por lo que molestan un poco, pero también a veces vienen bien para recibirlos cuando estás fuera de tu oficina. También lo uso en mi casa de fin de semana para leer el diario pues allí no tengo conexión de banda ancha y hace rato abandoné el diario papel.
A mi Tablet la uso en casa para leer los diarios a la mañana en la cama antes de levantarme, o cuando me siento en el living a mirar el río Paraná cuando estoy en Posadas.
Hace unos meses estuve en EEUU que es el imperio de Apple y me sorprendieron algunas cosas de los usuarios de iPhone, sobre todo cuando buscan algo que no saben y directamente le hablan a su aparato que les devuelve instantáneamente la respuesta con su programa Siri. Hasta ahí todavía no llegué. Tampoco me engancho con lo de escuchar radio mientras camino o bajar música y esas cosas. Pongo la radio cuando manejo o escucho por momentos la de la cocina que usa mi esposa.

Espero no tomes lo mío como una crítica a tu posición. Todo lo contrario. Te entiendo perfectamente y me enferman los manuales de instrucciones escritos por los de ojos rasgados y mal traducidos al Español (castellano?). Me parece bárbaro lo que hiciste. Pero bueno, te cuento mi relación con los aparatitos. Y te aclaro que las góndolas de herramientas y electrónicos me pueden, aunque solo sea para mirarlas.
Un abrazo y felicitaciones por tu blog,

Guillermo dijo...

Bueno, algunas puntualizaciones: el ViveZaragoza no solo sirve para saber dónde están las paradas sino para saber cuánto tiempo va a tardar el autobús. Con líneas muy irregulares resulta muy útil.
Por otra parte, si todas las aplicaciones que venían con el móvil te parecen una chorrada, es porque no has tenido que utilizar una que es absolutamente increíble: el GPS. Es una auténtica maravilla estar en una ciudad donde no has estado en tu vida, y que te salga el mapa con las calles y una flechita azul indicándote tu posición, la dirección en la que te mueves y hasta la ruta a seguir para llegar a cualquier destino. Me ha resultado tremendamente útil en mis últimos viajes.

Darío Castillo dijo...

Hoy vine temprano a la oficina para poder leer, a la par de una taza de café tus escritos:
Me encantó El teléfono inteligente, el cual me recuerda una persona del sexo femenino y antepasado de Mao Tse Tung e Ingeniera en Sistemas que estábamos en una sesión de tres personas incluyéndola a ella. Durante la mayor parte de la reunión pasó en la computadora haciendo un trabajo de la oficina, por teléfono haciendo no se que y poca parte del tiempo hablando del tema que nos preocupaba. Esos juguetitos han hecho un desastre, la comunicación personal
Me gustó también tu escrito sobre los Argentinos, aquí en Guatemala hay una anecdota que dice:

Cual es el mejor negocio: Comprar un mexicano por lo que cuesta y venderlo como argentino por lo que se cree. jijiji

Me gustó también: Fruiciones y fogones.
Gracias por compartir tus letras. Saludos y felices fiestas de navidad y un año nuevo lleno de realizaciones.