sábado, 7 de enero de 2017

Cubanerías uno

El fallecimiento del dictador cubano
me ha traído algunos recuerdos de mis días en la isla.

Desembarqué en el aeropuerto internacional de La Habana cinco años después de “la zafra de los 10 millones” de la que me ocuparé luego. Mi primer problema o pequeño inconveniente más bien, tuvo que ver con el cuadernito amarillo de la OMS donde se anotaban las vacunaciones de cada viajero. A la época, para entrar en muchos países se necesitaba estar protegido contra la viruela y la fiebre amarilla, vacuna que yo llevaba caducada desde hacía algunas semanas. “No se preocupe me tranquilizó el funcionario–. En aquella puerta del Servicio Sanitario, allá al fondo, le vacunarán enseguida”.

AN 158

La enfermera resultó ser una preciosa y escultural morenita de las que recomiendan los especialistas para curar el estrés. Me informó muy amablemente de que “si te vacuno es un dólar y si te sello la cartilla y no te vacuno, son dos”. Solo por incordiar un poco pregunté “¿Y por diez?”. El bombón aquel me miró lentamente de arriba abajo, deteniéndose un pelín más en mi entrepierna, y respondió categórica: “Por diez lo que quieras, gallego”. Empezamos bien, me dije.

El visado de cortesía expedido por el Ministerio de Recursos Hidráulicos de la isla me evitó abrir la maleta, con lo que pude entrar, por la cara, una botella de brandy Veterano, un par de cajas de aspirinas y seis pares de medias de nylon sin costura con las que pensaba seducir a otras tantas aborígenes. Sin embargo, las valquirias caribeñas preferían una invitación a cenar. Obviamente, con aquel calor, las medias no aportaban nada, torpe de mí.

cuba 2El alojamiento designado por la autoridad cubana fue el Habana Libre antes Habana Hilton– es decir, lo mejor de la capital. Enseguida conseguí un trato de favor del maître, que por allí llaman “el capi”. Los cigarros habanos estaban destinados a la exportación, y la venta nacional estrictamente racionada. En cuanto me veía entrar en el comedor para el desayuno, el capi me designaba una mesa discreta y, mientras iba yo a buscar el café, colocaba en la servilleta doblada un Montecristo del 3 que yo introducía hábilmente en el bolsillo de mi camisa, al tiempo que me colocaba la servilleta en la pechera, sin prisa.

Al anochecer, el capi subía a mi habitación con cualquier pretexto y allí degustábamos es un decir– un trago de brandy español en vaso de papel que a aquel buen hombre le sabía a gloria. Siempre vigilando la puerta para evitar cualquier sorpresa desagradable.

cuba 0¡Ah! Que casi me olvido de la zafra de los 10 millones. Así se llamó la zafra de 1970 en la Cuba de Fidel Castro, porque se pretendían obtener 10 millones de toneladas de azúcar. Aquello fue un fracaso aunque, a la vez, fue la zafra más grande en la historia de la isla. Pero ¿a qué precio? Se sembró caña en cualquier parte e incluso se desplazó el ganado para poder destinar tierras a este cultivo, con lo que la ganadería se resintió fuertemente. Se detuvieron las clases para obtener mano de obra gratis entre los estudiantes y se paralizó por completo la industria del país.

España aportó un centenar de equipos de perforación para pozos de agua de riego, bombas de elevación y elementos de transporte para la caña cortada, puntualmente pagados por los soviéticos a riguroso contado.

La zafra del 70 no llegó a ser una victoria pírrica: fue peor. Fue una derrota pírrica, porque los 10 millones no se lograron pero, en cambio, muchas tierras quedaron devastadas y la agricultura y la ganadería sufrieron daños de los que el país nunca se recuperó totalmente.


IMÁGENES: Arriba, aeropuerto José Martí: en primer plano, un avión de los entregados por la Unión Soviética a Cubana de Aviación. Centro, cortador de caña con machete. Abajo, máquina de perforación de pozos de agua SP400 llamada “la gallega”, fabricada en España por Schott-Dubon y adquirida, hasta un total de 100, por el Ministerio de Recursos Hidráulicos cubano. Una de ellas se envió a Angola, con los soldados de la BC o “Brigada Cubana”. 

Fuentes: Experiencias de FG en Cuba y Habana Times.

3 comentarios:

Héctor U. dijo...

Inmejorable. Especialmente la primera parte.
Gracias por hacerme sonreir.

Anónimo dijo...

He disfrutado mucho con tu relato porque así era la Cuba que conocimos entonces. Dicen que no ha cambiado mucho. Los dinosaurios tal vez han envejecido, pero todo sigue más o menos igual como lo viviste.

Unknown dijo...

Así fue
Caprichos tuvo muchos
Olvidaste contar que el ministro que le dijo que era imposible hacer 10 millones lo destituyeron y lo metieron preso con condena de 15 años por enemigo de la patria