sábado, 25 de junio de 2016

Errare humanum est… incluso en el espacio

La exploración del cosmos es, con toda certeza, una de las tareas más endiabladamente difíciles a la que nos enfrentamos los humanos. De ahí que sus fracasos sean siempre fiascos geniales y, en ocasiones, trágicos, aunque haga falta muchísimo nivel científico para llegar siquiera a cometer estos deslices.

Algunos de los que se cobraron vidas fueron espantosos. Aún recuerdo con horror lo presencié en directo por la televisión chilena– el accidente del transbordador espacial Challenger, el 28 de enero de 1986, cuando se desintegró sobre el océano Atlántico apenas un minuto después del despegue, provocando la muerte de los siete miembros de la tripulación. Fue calificado como el accidente más grave en la conquista del espacio. Supuso la paralización de los vuelos durante casi tres años y la formación de una comisión especial, la Comisión Rogers, que planteó nueve recomendaciones que la NASA debería poner en práctica antes de continuar con nuevos lanzamientos.

Espacio 1Se trató de fallos a veces fácilmente evitables y a veces complejísimos, cometidos en el mismísimo límite del conocimiento humano. Sin embargo, algunos de estos desaciertos épicos tuvieron un componente tragicómico, capaz de arrancar una sonrisa al más respetuoso. 

Por ejemplo, aquella cápsula militar norteamericana, ultra secreta, que aterrizó a la perfección doscientos kilómetros al norte de Moscú, en vez de en las islas Hawái como estaba programado (Discoverer-2, abril de 1959). O aquel satélite espía soviético que entró majestuosamente en órbita tras un lanzamiento impecable… sólo para percatarse entonces de que había quedado del revés, con sus cámaras apuntando inútilmente al espacio exterior, en vez de a la superficie terrestre (Cosmos-4, abril de 1962).

Hasta con el más famoso de los fallos que no se cobraron víctimas, aquel de "Houston, tenemos un problema", podemos permitirnos un guiño malicioso al comprobar que acababan de batir un record... por sufrir una avería en su vehículo más lejos de lo que ningún otro ser humano había padecido jamás: a 321.860 kilómetros de la gasolinera más próxima. Un paseo de nada, como quien dice. Al mismo tiempo, grandiosa fue la operación desarrollada para traerlos de vuelta a la Tierra, sanos y salvos. Una hazaña tecnológica que debería ser recordada con admiración por las generaciones futuras.

espacio2Igualmente grandiosa fue la metedura de pata del controlador soviético que compuso mal una instrucción al Fobos-1 en agosto de 1988: lanzó erróneamente una orden para desactivar el control de orientación de la cápsula una vez en tierra... cuando ésta se hallaba aún en la órbita de Marte. Los paneles solares quedaron desalineados respecto al Sol y las baterías se agotaron enseguida, finalizando abruptamente la misión. Suerte tuvo que ya no mandaban a nadie a Siberia desde hacía muchos años, por más que le hubiera gustado hacerlo al director del proyecto.

De la misma manera, podríamos dar unos metafóricos capones en la cocorota a los analistas de la Mars Polar Lander que, en 1999, no tuvieron en cuenta la vibración ocasionada por el despliegue de las patas de aterrizaje durante el descenso. Este olvido hizo detener los retrocohetes cuando la cápsula aún se hallaba a cierta altitud sobre el suelo marciano. Cayó a peso, perdiéndose la nave en los últimos cuarenta metros, después de un viaje de más de 200 millones de kilómetros.

“Si cerramos la puerta a todos los errores, también los aciertos se quedarán fuera.” (Rabindranath Tagore).


IMÁGENES: Arriba, el transbordador espacial Challenger se desintegró a los 73 segundos de su lanzamiento, provocando la muerte de los siete miembros de la tripulación: Francis "Dick" Scobee, Michael J. Smith, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Gregory Jarvis, Judith Resnik y Christa McAuliffe. Abajo, la nave estadounidense Discovery, pilotada por Eillen Collins, fue la primera la primera mujer que visitó la estación rusa Mir en febrero de 1995.

sábado, 11 de junio de 2016

Dos minutos de filosofía

Para muchos una pasión, para otros una materia aburrida,
esta creación original del genio griego [1] permitió
el nacimiento de la ciencia.

La sabiduría de la vida no debería requerir de grandes tecnicismos ni de largas justificaciones. Tratar de comprender cómo debe organizarse la sociedad, cuestionar el origen del universo, preguntarse sobre el papel de uno mismo o reflexionar sobre el bien y el mal, la verdad, la justicia o la libertad, es más necesario que nunca para todos los que tratamos de comprender el mundo desde un punto de vista crítico.

Pero no es nada fácil. Parece como si las mentes de gran calibre solo escribieran para otras mentes de gran calibre y, al final, nos acaban cargando al resto de los mortales. Sin embargo, el hecho de encontrarse con libros y filósofos que consiguen aburrirnos no debería restar peso a la importancia de sus ideas ni menoscabo a sus herramientas de reflexión.

¿Qué es la libertad? ¿Qué significa ser justo? ¿Cuál es la naturaleza de la verdad?... Durante siglos, los filósofos han tratado de dar respuesta a estas y otras cuestiones que, resistiendo el paso del tiempo, continúan más vigentes que nunca: son las inquietudes de hoy y de siempre.

filosofos platon_aristotelesSócrates, Platón y Aristóteles son tres incomparables filósofos griegos, tal vez los más importantes. A Sócrates se le acusó de exagerar el poder de la razón y de utilizarla sólo negativamente, pero desenmascarar errores y desembarazarse de la broza intelectual es un paso necesario para descubrir la verdad. Platón, discípulo de Sócrates, se inspiró en él y trató de llegar aún más lejos. Pensaba que la razón nos proporciona la certeza de la existencia de conceptos tales como la justicia, la belleza y la bondad en un mundo de ideas. Platón también tuvo un discípulo, Aristóteles. Escribió sobre tantos temas —biología, física, matemáticas, lógica, literatura, psicología, ética, política— que dejó suficiente material como para que las personas cultas reflexionaran sobre él durante los dos milenios siguientes. Al menos.

Esta primavera boreal he tenido el placer de leer a varios de estos maestros. Ciertamente, es una lectura en la que uno no puede distraerse si quiere seguir el hilo: en varias ocasiones el lector deberá superar la tentación de cerrar el libro.

Me impresionó la visión que dejan expuesta, por ejemplo, de la justicia.

Sócrates se opuso a quienes decían que la justicia es una convención que cambia en cada sociedad. Por el contrario, sostenía que es un valor universal y necesario, no un mero veredicto convencional.

Filosofía 2

Platón entendía la justicia como el objetivo máximo del estado. El fin de la justicia debería ser asegurar el equilibrio de las clases sociales mediante la salvaguardia del bien común.

Aristóteles consideraba que la solvencia de la justicia dependía de si los gobernantes de una sociedad se dedicaban a procurar el bien común o velaban tan solo por sus intereses particulares.

Filósofos más modernos como, por ejemplo, Voltaire (1694-1778), interpretaron la historia de la humanidad como un camino por el cual la injusticia y la ignorancia van perdiendo terreno y el hombre va ganando libertad en el marco de lo que actualmente llamamos progreso.

Relacionando justicia y política [2], Jürgen Habermas (1929) dejó escrito que esta  debe incluirse en el campo de la moral, encauzando la actividad del hombre hacia la justicia social y económica.

A ver si se enteran estos disminuidos síquicos que nos gobiernan.


IMÁGENES: Arriba, Platón y Aristóteles. Abajo, una panorámica de la antigua Atenas.

[1] La filosofía griega incluye un conjunto de conceptos desarrollados durante el esplendor de la civilización griega entre el 600 y el 200 a.C. Las hipótesis intuitivas de los antiguos griegos presagiaron diversas teorías de la ciencia moderna. Muchas de sus ideas morales fueron incorporadas a la doctrina cristiana.

[2] Las ideas políticas desarrolladas por los pensadores griegos han influenciado a muchos líderes políticos a lo largo de la historia.