sábado, 18 de febrero de 2017

Populismo

El diccionario de la RAE lo define como “tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”. Es la palabra del año 2016 para la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia Efe y el BBVA. Una palabra originalmente neutra que se ha ido cargando de connotaciones, a menudo negativas, hasta convertirse en un arma en el debate político y que, desde el punto de vista lingüístico, está viviendo un proceso de cambio de significado.

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En un año con acontecimientos de importancia global como el brexit, la victoria de Trump y los diferentes procesos electorales en América y España, la palabra del año tenía que venir de ese ámbito. De hecho, varias de las doce candidatas que se anunciaron estaban relacionadas con la política.

El populismo agrupa gente de muy diversa ralea: Trump es un capitalista declarado y Maduro un socialista que sueña con el comunismo. Uno construye y el otro expropia. En España, Podemos [1] guerrea contra “la casta” y la Generalitat [2] catalana se lía con la independencia. La política es solo la mitad del problema. La otra mitad, más oscura y peligrosa, es la retórica populista que, con frecuencia, se adueña de la situación.

Los populistas son maestros de la manipulación, catedráticos de la falsificación y el adulterio. La receta del populismo es universal: encontrar una herida, un quebranto, real o imaginario, supuestamente común a muchos, identificar a alguien a quien culpar por ello, montarse una historia para contar y mezclarlo todo bien. Solo falta el destinatario: la masa, compuesta por legiones de ciudadanos mediocres, anomios y desnortados, guerracivilistas e ignorantes… ayunos en capacidades básicas de pensamiento, discernimiento y comprensión. Ya tenemos los ingredientes.

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Pasemos a la cocina. El populista le dice a la masa que conoce sus problemas y que ha identificado a los malos: las minorías, “la casta”, los empresarios, los ricos, el gobierno… hasta la iglesia si hace falta, todos malvados aborrecibles. Convoca, por ejemplo, una manifestación en la Plaza de Cataluña a favor de la independencia y les cuenta un cuento sencillo y entendible para sus lelas cabezas: “España nos roba”, les dice, aunque los ladrones estén dentro y los del 3% sean de su misma “casta”. El problema se ha simplificado. La cuestión es no olvidar quién es el enemigo.

Si no perteneces a la masa, si tienes ideas propias, si piensas, si tu cabeza funciona, eres un disidente. Ellos, Trump, Maduro, Podemos o la Generalitat necesitan que seas el enemigo, como todas las religiones necesitan un demonio, un chivo expiatorio: si no eres una víctima, eres un culpable.

popu 3En este contexto, los partidos populistas están bien posicionados como movimientos contestatarios, liderados por jefes carismáticos que aprovechan el desconcierto generado por las mutaciones históricas para enfrentar al pueblo contra las élites y exacerbar las pasiones identitarias. Ante situaciones complejas, su seducción reposa en la exaltación de ideas tan simples como falsas: proteccionismo, nacionalismo, clases sociales y xenofobia.

Termino con una frase del filósofo Fernando Savater: «El populismo es la democracia de los ignorantes. A veces sirve para sublevar contra problemas reales, pero no para solucionarlos. Busca revancha, pero no reforma».


IMAGENES: Arriba, Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos. Centro, el zorro populista hablando a los borregos. Abajo, el catalán Arturo Más, expresidente de la Generalitat, juzgado por prevaricación, el de “España nos roba”.

Al día siguiente de la publicación de este post, leo en los diarios algunas propuestas de los alcaldes populistas de Zaragoza y Barcelona. El aragonés propone “desmilitarizar la Academia Militar de Zaragoza” y la catalana (ex-okupa) “que las maniobras del Ejército se hagan sin armas”.

[1] Partido político español de izquierda, asesor del gobierno de Venezuela.

[2] Gobierno de la Comunidad Autónoma de Cataluña.

Fuentes consultadas: The Washington Post, BBC Mundo, Fundeu y Éxodo.

5 comentarios:

Lourdes dijo...

De política, no opino. Ya que a día de hoy, para mí, no tenemos políticos. Lo que tenemos tienen otro nombre.

BLACE dijo...

excelente ......

Unknown dijo...

Miré al cerdo, miré al hombre, y no supe hallar la diferencia (Orwell. Rebelión en la granja)

Juan, Zgza.

Norberto C. dijo...

Muy bueno Félix,
El populismo es el cáncer de la democracia.
A tus ejemplos se puede agregar Mujica, Kirchner y otros de esta zona
Abrazos
Norberto

Anónimo dijo...

¡Joder! ¡Una foto clavada!