sábado, 12 de noviembre de 2016

Tonga: La leyenda de Maui

Si usted visita París, lo más probable es que vuelva a casa con una pequeña torre Eiffel o un Moulin Rouge de plástico que le recordará sus días en la Ciudad de la Luz. En Sevilla, obligado hacerse con una Giralda o con una Torre del Oro diminuta y en Roma, un Coliseo de bolsillo o cualquier otra miniatura de las tantas maravillas que ofrece la ciudad.

Anzuelo 1Si decide visitar Tonga observará, en cambio, que la opción única es un anzuelo de pesca, tanto si decide llevarse una talla de madera, un colgante de hueso o un dibujo para decorar la pared del pasillo de su casa. Incluso, si pretende hacerse un tatuaje, le sugerirán vivamente que se grabe un anzuelo, ornamentado aquí y allá al más puro estilo tatoo.

Los diseños no me entusiasman, aunque tampoco están mal. En el Talamahu Market encontré un artesano que, amablemente, me explicó el simbolismo de la forma, una leyenda que esconde una parte importante del folclore y la historia de estas islas.

Tiene que ver con Maui, cuya identidad varía de fuente a fuente, aunque en todas ellas es considerado como un dios. En Tonga dicen que fue el encargado de elevar el cielo, que por aquel entonces flotaba tan cerca de la tierra que la gente tenía que arrastrarse a cuatro patas. Para otros, fue una especie de prestidigitador que les entregó el fuego. Sin embargo, en todas partes aceptan como cierto que fue el creador de estas islas.

Anzuelo 2En su lecho de muerte, un viejo pescador llamado Tongafusifonua dispone entregar a su joven amigo Maui su única propiedad: un anzuelo grande y reluciente con el que, durante toda su vida, extrajo del mar el sustento para su familia. Maui decide ir a pescar enseguida con su nueva herramienta. Lanza su aparejo al mar y, cuando trata de recuperarlo, siente como si se hubiera enganchado fuertemente en el fondo. Maui tira y tira de la línea con todas sus fuerzas y, a punto ya de desistir, asoma el anzuelo del anciano… ¡con una isla atrapada en el mismo!

Maui lo interpreta como una señal del cielo, y continúa lanzando su aparejo al agua hasta sacar a la superficie del océano las islas principales del archipiélago. A la más hermosa la llamó “Tonga”, en homenaje al viejo pescador. Entusiasmado con su éxito, sigue pescando y algunos escritos aseguran que también sacó del mar Hawái, Samoa y Fiyi con su poderoso anzuelo.

Se trata siempre de islas grandes, porque las más pequeñas tienen otro origen: fueron creadas por Tangaloa, artesano del dios supremo, cuyas virutas de madera cayeron desde el cielo conformando las islas que componen los ocho territorios de la Micronesia.

anzuelo 3A diferencia de Samoa o Fiyi, Tonga, la isla donde nace el tiempo [1], casi no ha cambiado en el último siglo. No es necesario fomentar el pánico: el último misionero que terminó en una olla fue en 1806. La obesidad es considerada hermosa [2] y los árboles se doblan bajo el peso, no solo de la fruta, sino también de los murciélagos gigantes [3] que luego sirven de aperitivo. Existe una ley que prohíbe a los extranjeros poseer tierras en el reino de Tonga, y ésta ha sido una medida clave para mantener la autenticidad de la isla

En el siglo XXI ya no creemos en leyendas ni milagros. Sin embargo, hace muy poco, la erupción de un volcán submarino ha creado una nueva isla en este inmenso océano. Tal vez sea Maui, que continua pescando en silencio con el anzuelo grande y reluciente de su viejo amigo.


IMÁGENES: Arriba, anzuelo suvenir. Centro, imagen de Maui, bajito y obeso, en la última película de Disney, “Moana”, que ha causado el enfado de gran parte de los polinesios por considerarla estereotipada y lejos de la realidad. Abajo, el nacimiento de una isla.

[1] La línea de cambio de fecha del Tiempo Universal Coordinado (UTC) pasa justamente por el reino de Tonga.

[2] Ser delgado indica, tradicionalmente, una posición inferior en la jerarquía social. En sus últimos años de vida, el monarca anterior perdió algunos de sus 210 kilos y se le vio en la TV haciendo ejercicio, en un intento de mostrar a los tonganos cómo mejorar su salud (?).

[3] Pteropus vampyrus.

Fuentes: Tonga Time, Wikipedia y experiencia propia.

3 comentarios:

Luisa G. dijo...

Una historia superlinda y muy bien contada.
Enhorabuena una vez más.

José F. dijo...

Qué hermosa leyenda! Gracias por compartirla.

Laura dijo...

Es una leyenda preciosa que le conté a mi hijo más chico y le encantó. Gracias, FG.