sábado, 21 de diciembre de 2013

Las arañas de Navidad

No tenía yo una idea clara acerca de qué escribir para la entrada de este sábado, a tres días justos de la Navidad. Cierto que me podría haber ahorrado el apuro, dado que siempre cuento en reserva con un par de textos para utilizar en alguna ocasión excepcional. Mi mujer me ha echado una mano, recordándome la leyenda que nos contaron en Alemania durante un viaje que hicimos cuando nuestros hijos eran todavía pequeños e ingenuos, lo suficiente como para escuchar boquiabiertos estas triviales historias.

Dicen que hace mucho tiempo -cuando no existían la Opel ni la Mercedes Benz-, en un pueblecito situado en un escenario de ensueño, junto a un soberbio bosque de abetos, habitaba un leñador, que bien pudiera llamarse Egbert, con su esposa y sus tres hijos cuyos nombres he olvidado por completo.

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Era su hogar una humilde cabaña de madera, con un sencillo y acogedor salón en el que, por primera vez, iban a colocar un árbol de Navidad para disfrute y alboroto de los niños: un pequeño abeto que Egbert había elegido y cortado esa misma mañana. Al no existir aún el departamento de medio ambiente de la bundesrepublik, la cosa no estaba tan mal vista ni castigada como ahora, probablemente porque habría muchos abetos y muy pocos depredadores.

El caso es que, como digo, colocaron el árbol a un lado de la chimenea porque habían oído que a Santa Claus le gustaba colarse por allí para entregar sus regalos. Iban pasando los años y, por culpa del reuma y algo barrigudo ya, no parecía el mejor modo de presentarse. Los chicos dispusieron calcetines y decoraron el árbol con piñas pintadas y frutos de brillantes colores recogidos en el bosque. Escoba en mano, la familia al completo dejó todo reluciente para noche tan especial. Luego se fueron a dormir tranquilamente.

En una de las vigas, en el techo de la cabaña hasta donde no llegaban las escobas, tenía instalado su nido una familia de arañas que observaba todo con curiosidad. Pronto repararon en algo prodigioso: abajo, junto al hogar, había un arbolito engalanado con singulares y relucientes frutos que no habían visto nunca. Las arañitas estaban muy impacientes por visitarlo, pero mamá araña, prudente como todas las mamás, no las dejó acercarse hasta que la casa quedó en absoluto silencio.

arañas_navidad-240x320Entonces se deslizaron por sus hilos, bajando hasta el árbol para ver de cerca aquellas maravillas. Se pasearon arriba y abajo admirándolo todo, tocando los adornos con sus patas y dando tantas vueltas alrededor que, al final, el árbol quedó completamente envuelto en telarañas, perdiendo así todo su brillo y esplendor.

Por la puerta, por la ventana o por la chimenea, el caso es que Santa Claus llegó para dejar sus regalos y se rió y alegró de ver tan felices a las arañas… Sin embargo –pensó-, los niños se pondrían muy tristes al despertar, contemplando su preciosa obra, su árbol de Navidad, sucio, enmarañado y gris.

Decidió preguntar a las arañas si querían quedarse en el árbol para siempre. Algunas dijeron que sí y otras decidieron volver arriba, a la seguridad de su nido. Santa Claus sopló sobre el árbol y las que quisieron quedarse se convirtieron en arañitas doradas y de colores, y sus hilos en bonitas y brillantes guirnaldas que colgaban de las ramas del árbol, haciendo que este pareciera aún más hermoso y resplandeciente a los ojos de los niños.

Desde entonces, muchas personas adornan con arañas y guirnaldas su árbol de Navidad.


IMÁGENES: Arriba, Santa Claus en Laponia. Abajo, arañitas del árbol de Navidad.

Particularmente me gusta más un nacimiento o portal o pesebre que el árbol. Para dar gusto a todos, en casa ponemos las dos cosas.

4 comentarios:

Jorge dijo...

Feliz Navidad desde India!

FG dijo...

Feliz Navidad también para vosotros. En casa se te echa de menos en estos días. Besos de todos.

Darío Castillo dijo...

Me encantó la leyenda de la araña y se lo leí a mi nieto y quedó fascinado. La riqueza del castellano es otro escrito que nos hace sentir orgullosos de nuestro idioma. Para nosotros en Guatemala se traduce: tener huevos o sea tener valentía, para algún proyecto o tarea.
Felices y tranquilas fiestas.
Te deseo un año nuevo lleno de inspiración que nos permita disfrutarlo

Darío Castillo de León( Buscaré la heráldica de mi apellido y me mandaré hacer mi escudo.

José Ignacio dijo...

Querido Félix: Algo tarde pero correspondo a tu felicitación con mis mejores deseos para esta Navidad y para el 2014.
Por mucho, tu tarjeta ha sido la más ingeniosa que he recibido desde que tengo memoria.
Un abrazo.