sábado, 3 de septiembre de 2016

Malthus

Durante mi trabajo en Filipinas
tuve ocasión de visitar algunos arrozales.
Me acordé de Malthus y su teoría catastrofista.

imageThomas Malthus, economista inglés del siglo XIX, predijo que, de un modo u otro, estamos irremediablemente condenados a un progresivo y terrorífico empobrecimiento. En su obra Ensayo sobre el principio de la población nos advierte que la capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir alimentos para el hombre. La población, si no encuentra obstáculos, aumenta en progresión geométrica, duplicándose cada 25 años. Los alimentos sólo aumentan en progresión aritmética. La conclusión de Malthus es que llegará un momento en el que, simplemente, los alimentos no alcanzarán para todos: “Parece que una de las inevitables leyes de la naturaleza es que algunos seres humanos sufran de miseria. Estas son las personas que, en la gran lotería de la vida, fracasarán.”

El concepto de Malthus era, si no brillante, aterrador. Malthus propone dos soluciones: la primera, llamada el método positivo, consiste en buscar el camino del equilibrio mediante la muerte, por ejemplo alimentando guerras, epidemias y por supuesto, el hambre. En vez de recomendar higiene y cuidados de salud a los pobres, deberíamos aconsejarles lo contrario, metiendo más gente en sus casas y tratando de provocar la reaparición de alguna epidemia.

Uno de los elementos de la vida social de la Inglaterra de su tiempo contra los que Malthus dirigió buena parte de su atención, fue el de las llamadas Leyes de los Pobres. Estas leyes derivaban de otra emitida en 1601, durante el reinado de Isabel I, en la que se hacía responsable a cada parroquia del cuidado de sus pobres. Dicha legislación tenía un origen basado más en un concepto del pobre como individuo aislado, que de la pobreza como condición social. Se distinguían por entonces cuatro tipos de pobres: ancianos, inhabilitados, desempleados y vagos.

MaltusMalthus pensaba en todo. Su propuesta tenía que ser aplicada de forma moderada ya que, en exceso, podría ocasionar algo “inmoral” para él y su época: sin pobres, la mano de obra barata no existiría y las industrias acabarían colapsando. Malthus era partidario de una mano de obra barata y fácil de manipular.

Creía fehacientemente que la miseria es una ley natural contra la cual es inútil luchar. En caso de que la naturaleza “no corrija su curso” el estado debería “contribuir” a ello, desentendiéndose de la sanidad pública y de cualquier otra norma de protección humana, incluso colaborando con alguna que otra guerra. Su principal criterio era que los subsidios a los pobres no pueden impedir ni la pobreza ni el hambre: “Si los alimentos no alcanzan para todos, un subsidio a los pobres no puede aumentar el volumen de las despensas. Lo único que puede traer consigo es el aumento de la cantidad de pobres, pero en ningún caso más riqueza.”

La otra solución era su método preventivo. El hambre se podría evitar siempre y cuando la población adoptase restricciones, como por ejemplo tener menos hijos. Las diversas medidas de control de natalidad se convierten así en un factor clave en la lucha por el desarrollo, aun cuando no se llega a asegurar que, controlado el crecimiento de la población, el progreso será realmente posible.

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Malthus se equivocó porque no considero la técnica y la tecnología en la implementación de su ensayo. La revolución verde, cuyo origen se dio en el sudeste asiático en los años 60, propició un enorme incremento de la producción agrícola mundial. Las técnicas empleadas en la agricultura, como fertilizantes, pesticidas, regadíos y, más tarde, la modificación genética, acabaron definitivamente con su teoría.

El considerado por algunos “padre de la demografía” tuvo muchos seguidores, a pesar de que su ensayo no pasó de ser, afortunadamente, una mera y desagradable anécdota.


IMÁGENES: Arriba, esquema de la teoría básica de Malthus. Centro, el autor de la teoría. Abajo, una libélula se beneficia de la cosecha de arroz. Mejor en paella, claro.

4 comentarios:

Olgui dijo...

¿Sabías que existe esa calle en Asunción? Una calle con ese nombre.

Rogelio dijo...

Hola Amigo Félix, siempre leo y nunca digo nada.
Lo primero un inmenso saludo y abrazo. ¿Cómo estas?
Gracias por tus escritos.

Anónimo dijo...

El ejemplo de los Estados Unidos, donde la población se doblaba cada veinticinco o treinta años, sin que los productos agrícolas escaseasen, vino a contradecir la doctrina de Malthus y, basándose en ello, proclamó Enrique Carey la doctrina opuesta, de que la densidad creciente de la población equivale a una facilidad creciente de producción.

Rafael dijo...

De acuerdo Félix pero sin embargo fue "una pata" muy importante en la teoría de la Selección Natural de Ch. Darwin: quien mantiene que nacen muchos más individuos que los que la naturaleza puede sostener de ahí la "lucha por la existencia".
Ya C. Marx en el S XIX, mantuvo que el problema no era de producción si no de distribución.