sábado, 3 de agosto de 2013

La riqueza de la lengua castellana

Revisando el contenido de una antigua memoria USB encontré esta fotografía de uno de los 90 toros de Osborne, buque insignia de la bodega del mismo nombre y alegoría de 14 metros de altura que desde 1956 publicitó el brandy Veterano por las carreteras españolas. Un nuevo reglamento de circulación decidió suprimirlos, pero la presión de varias comunidades consiguió mantener en pié algunos de ellos. En 1997 el Tribunal Supremo los declaró patrimonio cultural y artístico –por lo tanto, intocables– una vez desprovistos de su mensaje publicitario, claro.

torodeosborne

Por una extraña o no tan extraña asociación de ideas, vistos los atributos del animal, he recuperado un viejo texto que, dice mi mujer, se entregaba a los alumnos extranjeros del programa Erasmus a su llegada a España, tal vez como el primer desafío para enfrentarse a una lengua única, generosa en matices y sorprendente en significados. Algunos aseguran que es original de Camilo José Cela, quien trata el tema con prodigalidad en su Diccionario secreto. Sea como sea, me parece inteligente y delicioso.


Un ejemplo de la riqueza del lenguaje castellano es el número de acepciones de una simple palabra, como puede ser la muy conocida y frecuentemente utilizada, que hace referencia a los atributos masculinos: "cojones".

Si va acompañada de un numeral, tiene significados distintos, según el número utilizado. Así "uno" significa caro o costoso (valía un cojón), "dos" significa valentía (tiene dos cojones), "tres" significa desprecio (me importa tres cojones), un número muy grande y par significa dificultad (lograrlo me costo mil pares de cojones).

El verbo cambia el significado. “Tener”, valentía (aquella persona tiene cojones), aunque en admiración puede significar sorpresa (¡tiene cojones!), “poner” expresa un reto, especialmente si se pone en algunos lugares (puso los cojones encima de la mesa). También se los utiliza para apostar (me corto los cojones), o para amenazar (te corto los cojones).

El tiempo del verbo utilizado cambia el significado de la frase. Así el tiempo presente indica molestia o hastío (me toca los cojones), el reflexivo significa vagancia (se tocaba los cojones), pero el imperativo significa sorpresa (¡tócate los cojones!).

Alumnos Erasmus

Los prefijos y sufijos modulan su significado; "a" expresa miedo (acojonado), "des" significa cansancio (descojonado), "udo" indica perfección (cojonudo), pero "azo" se refiere a la indolencia o abulia (cojonazos).

Las preposiciones matizan la expresión. "De" significa éxito (me salió de cojones) o cantidad (hacía un frío de cojones), "por" expresa voluntariedad (lo haré por cojones), "hasta" expresa el límite del aguante (estoy hasta los cojones), pero "con" indica el valor (era un hombre con un par de cojones) y "sin" la cobardía (era un hombre sin cojones).

Es distinto el color, la forma, la simple tersura o el tamaño. El color violeta expresa el frío (se me quedaron los cojones morados), la forma, el cansancio (tenía los cojones cuadrados), pero el desgaste implica experiencia (tenia los cojones pelados de tanto repetirlo). Es importante el tamaño y la posición (tiene dos cojones grandes y bien plantados o pequeños y pegados al culo); sin embargo hay un tamaño máximo que no puede superarse (tiene unos cojones como el caballo de Espartero) porque entonces indica torpeza o vagancia (le cuelgan, se los pisa, se sienta sobre ellos, e incluso necesita una carretilla para llevarlos).

La interjección ¡cojones! significa sorpresa, y cuando uno se halla perplejo los solicita (¡manda cojones!). En ese lugar reside la voluntad y de allí surgen las órdenes (por que me sale de los cojones).

Moraleja: A quien buenos cojones tiene, lo mismo le da lo que va que lo que viene.


IMÁGENES: Arriba, el toro de Osborne. En julio de 2005, apareció decapitado el único toro existente en la provincia de Tarragona, con las palabras “puta España” escritas en su cuerpo. El último toro en pié en Cataluña fue derribado en agosto de 2007 por un grupo independentista catalán, por tratarse de una “inmundicia cornuda española” (sic), en nombre de una cultura abierta, europeísta, singular, universal, innovadora, creativa, tolerante, avanzada y cosmopolita –perdonen  si me he dejado algo-. Abajo, alumnas Erasmus interesadísimas en aprender los distintos significados de la palabra que nos ocupa.

7 comentarios:

Maribel dijo...

!Madre mía! y yo sin verbo ... gracias amichi genial, generoso y divertido .

Jorge Juan dijo...

Jajaja...si señor! Yo leí en una ocasión que la palabrita, muy de moda entre los yanquis y entre los mismos políticos de gringolandia, tiene nada más y nada menos que 101 acepciones o como quieras definir las formas y maneras de utilizar la palabra.

Don Arturo Pérez-Reverte escribió una especie de "tesis" sobre la misma palabra que ahora has elegido tú para deleite de muchos y para exponer la riqueza del idioma español.

Oscar dijo...

Muy gracioso!!
Aqui en Argentina, sobretodo los porteños,cordobeses y rosarinos usamos el adjetivo ,"pelotudo" o "boludo", algo asi como "cojonudo", pero "al reves2, que esas palabras son para los necios o tontos!!
Parece que el Papa Francisco, porteño el, esta usando mucho esas palabras en el Vaticano!!, ya que hay muchos boludos!!, ja,aja,ja,a!!
Oscar

Miguel dijo...

Cada vez que puedo sigo tus comentarios, y tus cuadernos.Me alegra saber que estás bien y con ganas de seguir adelande. Normarmente es Anke la que tiene más contacto contigo, pero intentaré contactar más con un amigo de tantos años.
Recibe un fuerte abrazo, y ya te iré comentando las cosas que van pasando por estos islotes.

Gemma dijo...

Félix!.....
Definiendo tu escrito....
Acojonante/ Cojonudo.,,,.,.
Me encantó.......
Muacksssd!!!!!...........

Roland dijo...

Muy curioso, definitivamente las palabras se pueden usar para bien o para mal, ja ja

Darío Castillo dijo...

Hola, Félix! Me encantó la entrada sobre el restaurante y me abrió el apetito. Me enorgulleció la riqueza del castellano. Saludos y buen inicio de semana.

Darío Castillo
Guatemala