sábado, 23 de junio de 2018

¡Estos chinos…!

Les presento el furciómetro, un nuevo y discreto dispositivo electrónico de bolsillo fabricado en China, aun como prototipo. Sirve para advertirnos, mediante una discreta señal, de la presencia de una furcia en los alrededores. Con alguna incertidumbre, eso sí, dado que el aparatito se activa inmediatamente, según dicen, ante la presencia de cualquier hembra.

Sus creadores suponen que la anomalía se debe a que el sensor utiliza un ancho de banda demasiado amplio, dado que, durante su diseño, el concepto “furcia” no se delimitó con exactitud, ni se tuvieron en cuenta algunas peculiaridades. Se trabaja ahora en afinar el chip y modificar el software para la detección a tres niveles: desde la “tipo C” o “puta común” a la “tipo A” o “furcia alfa” –líder de la manada, podríamos decir–, pasando por un nivel intermedio “tipo B” para aquellas que no puedan clasificarse con precisión en ninguno de los dos anteriores. Se utilizarán leds luminosos de alerta en amarillo, naranja y rojo, como en la predicción del tiempo.

diosa 2

La ramera común o tipo C –alerta amarilla– se identificaría con la puta clásica cuyo modus operandi se basa en la tradición: convenido el tipo y precio del servicio y una vez prestado el mismo, el usuario deposita el dispendio sobre la mesita de noche y si te he visto no me acuerdo.

La puta del tipo A o furcia alfa –alerta roja– es, como puede suponerse, la más peligrosa de todas. En este caso no hay mesita de noche donde depositar nada, pero, en cambio, se las apañan hábilmente para adueñarse –con cargo a la Visa del cándido primo– de relojes, gafas de sol, perfumes y modelitos de primeras marcas, cuando no de viajes trasatlánticos, hoteles de lujo y hasta dinero en efectivo para cubrir alguna puntual falta de liquidez.

Ni siquiera dan las gracias, pero, en cuando el macho pretende la más mínima relación carnal con la interfecta, surgen los inconvenientes en forma, por ejemplo, de una alergia o una inoportuna gripe o cualquier otra disculpa que, en cambio, no impide a la pelandusca salir a cenar unos sushis bien regados con buen vino hasta la madrugada, a cargo de la misma Visa, claro. Si se les aprieta un pelín, alegan sentirse “sexualmente agredidas”, las muy reputas.

findelmundo3La categoría intermedia o tipo B –putillas de alerta naranja– es similar a la anterior, pero con menos pretensiones. Se conforman con cualquier cosilla mona de marca falsificada, almuerzos o cenas en restaurantes de medio pelo y algo de efectivo que prometen seriamente restituir, faltaría más, pero que luego se olvidan. Frecuentan moteles de mala muerte, en las afueras de la ciudad, con machos de su agrado –el lila no está en la lista–, se disfrazan de furcias de luxe ocasionalmente para yacer en hoteles-boutique con algún personajillo de tres al cuarto que las visita de tanto en tanto y se dejan fotografiar sobre la cama en generosas sesiones de photo-sex.

Los nuevos modelos incluirán versiones para teléfonos inteligentes, con un nuevo chip capaz de proporcionar un avance del costo estimado de tirarse a la interfecta, en efectivo y en especie.

En prevención de daños colaterales, el fabricante sugiere, de momento, no utilizar el furciómetro cerca de amigas de toda la vida o mujeres de la familia.

No vaya a ser que se active.


IMÁGENES: Arriba, diosa femenina. Abajo, sesión de photosex.


sábado, 9 de junio de 2018

Iznogud

Fue un comic de mis años de adolescente, en el Bagdad maravilloso de Las mil y una noches. Harún El Pussah, un personaje bonachón, muy querido por el pueblo, es el Califa de Bagdad e Iznogud es su Visir, un hombre irredimible en todos los aspectos. Iznogud no sólo es un tipo malvado, sádico y sin escrúpulos, sino también un cretino incompetente que no da una a derechas. Su propio nombre es un juego de palabras con el inglés he’s no good, que significa tanto “no es bueno” como “no sirve para nada”. Tan despreciable, que nada podemos aprender de él, un inútil en el más amplio sentido de la palabra.

IsnogudAlgo corto de luces y de talla (1,50 metros con babuchas), conspirador irremediable, envidioso y traicionero, con una única obsesión: ser Califa en lugar del Califa. Dispuesto a todo para lograrlo, aliado, horror vacui, con vendedores de crecepelo, fabricantes de alfombras voladoras, magos de magia negra, genios de la lámpara, forjadores de dagas y alfanjes, asesinos, quincalleros, envenenadores, ladrones y mercachifles… con el mismísimo diablo, con tal de lograr su propósito.

A todos promete el oro y el moro para cuando sea Califa del Califato. Pero los planes de Iznogud siempre fracasan y conducen al gran traidor a situaciones aparentemente sin salida, de las que, sin embargo, no queda nunca huella al comienzo de la tropelía siguiente.

iznogud 2En la realidad de esta España afligida, que supera la ficción, no falta un Iznogud dispuesto, como el otro, a ser Califa en lugar del Califa, sin programa, sin principios, sin ideas y sin vergüenza. Capaz de prometer con una mano, sin Biblia ni crucifijo, la defensa de la Constitución y la unidad de la patria desolada, mientras que, con la otra, acuerda oscuros apoyos con toda clase de deshechos mal encarados de la función pública.

Verbigracia: al nordeste, un reino de taifas que pretende independizarse del Califato con mentiras históricas, racismo, xenofobia y la posverdad de los presos políticos versus los políticos presos; al norte, con la mesnada de corruptos morales, veletas  y mangantes aldeanos que se dicen nacionalistas, aderezados con los que aplaudieron las tropelías del terrorismo que asoló la tribu; en el centro, comunistas renegados de la Casta, que no le hacen remilgos a un chalet de 600.000 euros ni al cobro de canonjías abonadas por dictaduras bolivarianas y regímenes islámicos donde la mujer vale algo menos que una cabra; y al sur, Al-Andalus, joya que fue rutilante del Califato de Córdoba, cubierta hoy de mierda hasta las orejas por culpa de podridos irredentos que han dilapidado 850 millones de euros en prebendas y compra de los votos necesarios para mantenerse en el burro y continuar robando.

iznogud 3Este es el desolador panorama que ofrece el nuevo Iznogud, un okupa del poder que su propio partido y las urnas le negaron reiteradamente, liderando el repudio al Califa por una suerte de golpe de estado legítimo y constitucional, pero indecente.

Será interesante observar cómo contenta a unos y a otros, qué respuesta dará a la inevitable pregunta que le formularán sus socios, más pronto que tarde: “¿Qué hay de lo mío?”.

“Oigo, patria, tu aflicción y no entiendo por qué callas,
viendo a traidores canallas, despedazar la nación.”
(Circula por WhatsApp)

Al fondo, un país extraordinario. Creo que se llama España.


IMÁGENES: “¡Quiero ser Califa en lugar del Califa!” Y así fue.

Imágenes: © Dargaud 1989 & © Asuntos Especiales SL 2015