Un cigarro en una mano, una caja de petardos en la otra y a correr. Son las cero horas del 10 de febrero de 2013 en el país inventor de la pólvora.
Con casi mes y medio de retraso sobre la fecha del año nuevo de nuestro calendario gregoriano, los chinos celebraron la llegada del suyo, bajo el signo de la serpiente. Nada menos que el 4711 de su particular calendario lunar, iniciado el 2697aC, basado en ciclos de doce años representados por los doce animales que, según la leyenda, participaron en la carrera para asistir al banquete organizado por el Emperador de Jade. Gracias a su astucia, el primero fue la rata, que engañó al buey al cruzar un río sobre su lomo y se adelantó al tigre, al conejo, al dragón y a la serpiente, sexto animal del horóscopo chino.
Aunque la mayor parte de los occidentales tenemos la idea de que la serpiente es un bicho harto sibilino y peligroso, en Oriente los nacidos bajo su influencia son considerados inteligentes, encantadores, apasionados, elegantes, misteriosos y muy familiares. El yin y el yang: pueden pecar, a veces, de orgullosos, pedantes, engreídos y vanidosos. Dice mi mujer que nadie es perfecto.
Son serpientes todos los nacidos en 1941, 1953, 1965, 1977, 1989 y 2001. Destacan el cantante surcoreano Psy, que seguirá disfrutando del éxito global que le ha traído su estúpido baile del caballo, la actriz Jessica Parker, protagonista de “Sexo en Nueva York”, y el nuevo secretario general del Partido Comunista Chino, Xi Jinping, que en marzo relevará a Hu Jintao como presidente del país. ¡Ah! Y yo.
Mientras se preparan para lo que les depare el nuevo año, cientos de millones de chinos –3.200 millones de desplazamientos, según las autoridades– se movilizan hacia sus lugares de origen para despedir al dragón con sus familias y recibir a la serpiente con un copioso banquete. La cena tradicional estará compuesta por pescado –que en chino se pronuncia yu, igual que “abundancia” – y cerdo para traer riqueza y buena suerte al hogar y, sobre todo, por dumplings, unas deliciosas empanadillas de masa dulce rellenas de carne, verdura o marisco. En ciertas regiones, lenguas de pato, brochetas de serpiente, medusa y huevos milenarios, también llamados centenarios o del dragón que, obviamente, no son ni lo uno ni los otros: simples huevos de pato enterrados en ceniza y cal o sumergidos en orina de caballo durante unas semanas.
Las casas se engalanan con chun lian o “coplas de primavera”, unas tiras rojas de papel con bellos caracteres chinos que recogen palabras de felicidad y buenos deseos como “prosperidad”, “longevidad” o “riqueza”. A los niños se les reparten hong pao, sobres rojos llenos de billetes de escaso valor cuyo importe, para dar buena suerte, siempre debe ser par, excluyendo, eso sí, al número cuatro, asociado con la muerte. En los días previos, las familias se han dedicado de lleno a la limpieza de la casa, tirando los objetos inservibles y dejando todo impoluto para no tener que fregar en los seis días posteriores al año nuevo, evitando así que las escobas barran la buena suerte que les aportan sus ritos milenarios.
El tercero y cuarto día del año las nueras y yernos agasajan a sus suegros. Luego toca visitar los templos budistas y a los amigos y vecinos para intercambiar los buenos deseos del gong xi fa cai, que significa “felicitaciones y prosperidad”. El estruendo de la pólvora y las danzas de máscaras de dragones que inundan las calles se encargan de ahuyentar a los malos espíritus.
El decimoquinto día, la fiesta de las linternas pone fin a las celebraciones. Los niños salen de noche a los templos con faroles de papel y bambú a resolver los enigmas o adivinanzas que contienen. Luego los sueltan, inundando de luz el cielo nocturno. Es un momento propicio para realizar peticiones de amor, por ser la primera luna llena del nuevo año.
Si le apetece presumir de políglota y felicitar a los camareros chinos de ese restaurante chino que tiene cerca de casa, puede utilizar la expresión xin nián kuài lè que quiere decir, precisamente, feliz año nuevo.
IMÁGENES: Arriba y centro, desfile de año nuevo, danzante y dragón. Abajo, “the lantern festival”.
En caracteres chinos, “feliz año nuevo” (más o menos):
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