sábado, 17 de marzo de 2018

Pirineo fantástico: Culibilla

La montaña, imponente, recorta contra el cielo la belleza de sus cumbres. Miras a lo alto y, a cada instante, la perspectiva cambia el paisaje. Aquel picacho, que antes parecía la quilla solitaria de una nave, es ahora una pirámide gigantesca o, desde otro punto de vista, el perfil inmaculado de una diosa.

Al igual que nuestra fabla y nuestras más ancestrales tradiciones, la mitología aragonesa buscó refugio entre las nevadas alturas y los ibones y valles del Pirineo [1]. Allí se conservó de padres a hijos, hasta que la televisión acabó con el hechizo de las largas veladas de invierno y la vida moderna astilló las “cadieras” y apagó para siempre el fuego de los hogares.

Anayet 2

Los bosques y las montañas, las grutas y las cumbres, las nieves y los cierzos crearon el caldo de cultivo adecuado para la leyenda y la tradición. Lo que en tantas culturas ha servido para difuminar la historia de los pueblos, nos vale aquí para descifrar la naturaleza y descubrir su alma poética.

Anayet y Arafita eran los dioses más pobres de la montaña. Su trabajo consistía en procurar alimento para las criaturas que poblaban aquel rincón pirenaico. Eran felices porque, además, tenían un tesoro que no cambiarían por todas las riquezas del mundo: su hija Culibilla, una pequeña diosa a la que el cielo había adornado con todas las gracias imaginables, entre las que destacaban, sin duda, el candor, la bondad y la belleza.

Su cariño y mejores afectos eran para las humildes y laboriosas hormigas con las que Culibilla mantenía largas conversaciones en un milenario lenguaje que solo ellas entendían. Eran tantas, que la diosa decidió bautizar a aquella montaña con el nombre de Formigal, para júbilo y regocijo de todas las hormigas que lo poblaban.

Canal Roya 2

Los días de bucólica paz acabaron cuando Balaitús se enamoró de Culibilla. Era Balaitús un dios fuerte, poderoso y temido por todos los demás dioses del Pirineo. Él amasaba las terribles tormentas que asolaban los valles y, en su ira, fraguaba los rayos capaces de destruir todo lo que se le antojara. Su furor llegaba a estremecer los cimientos de la cordillera.

¿Cómo iba a ser feliz la delicada diosa con aquel bruto? Lo rechazó en mal momento, porque el desairado Balaitús, primera vez que no colmaba sus deseos, juró raptarla y llevársela consigo para siempre. Anayet y Arafita temían su ira, pero ¿qué podían hacer, desamparados, para defender a su dulce hijita?

BalaitúsEn tres zancadas, se presentó Balaitús ante Culibilla, decidido a cumplir su amenaza. Las montañas contemplaban la escena desconcertadas y atónitas, sin posibilidad de ayudar de algún modo a la desgraciada diosa.

Dice la leyenda que, al verse perdida, gritó: “¡A mí las hormigas!”. Millones de hormigas acudieron en socorro de su amiga, cubriendo a Culibilla de tal modo que, mimetizada contra el fondo oscuro de las montañas, la hicieron desaparecer ante los pasmados ojos de Balaitús. Mientras tanto, legiones de hormigas-soldado comenzaron a trepar por las piernas del gigante asestándole dolorosas mordeduras que acabaron por hacerle huir aterrorizado.

En el colmo del agradecimiento hacia sus amigas, Culibilla se clavó un puñal en el pecho para guardar dentro, junto a su corazón, a todas las hormigas que le habían salvado del horror de Balaitús, formándose así el forauagujero profundo— de la peña Foratata.

Desde entonces, no hay hormigas en Formigal.


IMÁGENES: Arriba, el pico Anayet, donde el autor hizo sus primeros pinitos de escalada, y su ibón o lago de montaña . Centro, el autor, hace años, en la Canal Roya, camino de Formigal. Abajo, la mole impresionante del Balaitús.

[1] Todos los nombres que aparecen en este texto son reales y corresponden a montañas o picos del Pirineo Aragonés, con las alturas que se indican: Anayet (2 545 m), Arafita (2 134 m), Culibilla (2 532 m), Formigal (1 550 m), Foratata (2 341 m) y Balaitús (3 144 m). Para alcanzar la mayor parte de estas cumbres se requiere material de escalada.

Fuentes: Desde Jaca y Sherpa Pirenaico.
Fotografías de FG.

1 comentario:

FG dijo...

Hubo comentarios, pero se borraron por una equivocación mía. Lo siento.