sábado, 12 de diciembre de 2015

El rey de los vientos

Si hay un elemento que identifica nuestro clima en Zaragoza, es el cierzo, que corre a sus anchas por el valle del Ebro sacudiendo árboles y ventanas, alzando faldas,  levantando nubes de polvo, arremolinando la hojarasca del otoño y llevándonos en volandas.

La primera referencia que se conserva sobre el cierzo aparece en los albores del siglo II aC, cuando Catón el Censor, viejo cónsul romano que trajinó por Hispania luchando en mil batallas, no olvidó anotar en sus crónicas lo feroz que le había parecido el viento del Ebro, al que denominó cercio: “Al hablar te llena la boca, derriba hombres armados y carros cargados”, afirmaba, tal vez exagerando un poco.
Siglos después, cuando en Zaragoza teníamos una base aérea de la USAF, la emisora FM de los gringos se identificaba en inglés como trasmitiendo from de windy city, es decir, “desde la ciudad del viento”, como Chicago. [1]

Numerosos autores se han referido al cierzo en sus glosas, desde el bilbilitano Marcial, también en época romana, hasta José Antonio Labordeta [2], carismático cantautor de lo aragonés, que le dedicó algunas composiciones memorables. Ciertos artistas plásticos han conseguido obras de gran belleza inspiradas en nuestro viento, que ha dejado su huella en nuestra cultura popular, en el urbanismo moderno y en la arquitectura convencional.

El cierzo modela el paisaje, erosiona los cerros dejándolos pelados e inclina los árboles en la dirección de su soplido. Algunos de ellos apenas desarrollan ramas por el lado de barlovento, al igual que los “pinos del viento” o pini winis en las Antillas Holandesas. Integradas en los yermos parajes de Aragón, podemos ver rodar a las “capitanas”, esos arbustos inconfundibles en forma de bola de las desoladas escenas de las películas del Oeste, que son arrancados por el cierzo y, en su camino, van esparciendo sus semillas para que la vida continúe.

El cierzo es un viento frío y seco que, a menudo, nos trae frío polar y, a cambio, se lleva la niebla y la contaminación. Es un viento del Norte que, al llegar por el Moncayo [3], choca contra las montañas del Sistema Ibérico que flanquean el valle y toma la dirección del río, perdiendo fuerza a medida que se aleja hacia el Mediterráneo.

No trae humedad, sino que se la lleva, ejerciendo un efecto desecante, como si fuera un aspirador. Sopla durante más de 150 días al año, persistente y racheado. A veces se enrabieta como si hubiera enloquecido, alcanzando intensidades que superan de largo los 100 km/hora, hasta la máxima racha de 160 km/hora registrada en 1954. La alerta por viento se activa en Zaragoza cuando supera los 60 km/hora, si bien, en otras ciudades españolas, el umbral es mucho más bajo. Dicen que ha llegado a mover los vagones del ferrocarril y que, cuando las locomotoras iban a carbón, resultaba difícil avanzar contra el viento.

Con frecuencia nos acobarda, levanta tejados, desgaja ramas y rompe antenas, pero también nos aporta beneficios, haciendo funcionar, generoso, los molinos de producción eléctrica que pueblan el paisaje del valle, parques eólicos que inyectan millones de megavatios a la red eléctrica, reduciendo el consumo de combustibles fósiles y mejorando el medio ambiente.

¡Salve, rey de los vientos!


IMAGENES: Arriba, mapa de la Comunidad Autónoma de Aragón, atravesada por el río Ebro. El clima a que me refiero corresponde a Zaragoza y amplios alrededores a lo largo del valle. Centro, Marcial (40 – 104 dC) escribió un total de unos mil quinientos poemas pertenecientes a un solo género literario, el epigrama, en el que no tuvo rival en su tiempo (Foto: Wikipedia). Abajo, árboles esculpidos por el viento en la ladera de Moncayo (Foto: Moncayoman.com).

[1] Para conocer el origen del apodo “ciudad de los vientos” a Chicago, sugiero visitar una interesante página pinchando sobre el enlace anterior, arriba, en azul.

[2] Conocí a Labordeta en Nueva York y luego, ya de mayores, compartimos algunas tardes de tinto y conversación en nuestra querida ciudad de Jaca, en el Pirineo Aragonés. Labordeta (1935 – 2010) escribió estos versos que tomo de una de sus canciones:
Polvo, niebla, viento y sol
y donde hay agua, una huerta;
al norte, los Pirineos:
esta tierra es Aragón.


[3] El Moncayo es una montaña del Sistema Ibérico situada entre las provincias de Zaragoza (Aragón) y Soria (Castilla y León). Con sus 2.314 msnm, es la máxima cumbre del Sistema Ibérico. Detalles en la web Moncayoman.com.

NOTA – La información contenida en esta entrada es, en parte, de elaboración propia y, en parte, obtenida de las fuentes citadas y del diario Heraldo de Aragón.

11 comentarios:

FG dijo...

Una nueva putada de Google: ahora no permite utilizar Windows Live Writer para diseñar el contenido de las entradas: tamaño de letra, fotos, colores, etc. Dicen que por razones de seguridad, ja ja... Será porque no quieren nada con Windows.

El caso es que he tenido que rehacer con el sistema Blogger la entrada del viento del 5 de diciembre, que ahora aparece con fecha 12 de diciembre.

El sistema Blogger es muy "cuadriculado" y no permite alegrías. En fin, que lo que antes me costaba media hora, ahora llevo toda la mañana para hacer que esta última entrada del viento se parezca a las anteriores. De momento, no he sido capaz de redondear las esquinas de las fotos. No tiene importancia, pero a mí me gustaba.

Estoy buscando otra plataforma más amigable.

FG dijo...

Con esta movida de Blogger han desaparecido creo que 4 comentarios de mis lectores y amigos: Isabel, Elías, Juan Manuel y Santiago. Lo siento mucho pero no son recuperables.

Santiago dijo...

¿Como estás chaval?. Te tomarás un par de vinos con este humilde lector de tus entradas.

Elías B. dijo...

Hola Félix! Me gustó la nota sobre el cierzo, el viento típico de Zaragoza. Me fue útil para entender mejor el paisaje de parques eólicos que he visto al viajar desde Madrid a Zaragoza varias veces. Ahora bien, en una oportunidad que visité Perpignan en el sur de Francia, también encontré parques eólicos, pero sorprendentemente un día de mucho viento los vi detenidos. Al preguntar la razón me explicaron que las aspas de los molinos son el componente crítico y si el viento es muy fuerte se rompen. Por eso hay que detenerlos cuando sopla a más de una cierta velocidad, que lo ideal es un viento constante pero no demasiado fuerte. Entonces me pregunté cuán cierta es la idea en la Patagonia que tienen una riqueza potencial enorme en sus vientos fuertísimos!!!
Un abrazo y que andes muy bien, Elías

Isabel C. dijo...

Gracias Félix por compartir tan agradables lecturas.
Saludos
Isabel

Juan dijo...

Lo tendrías que saber, dijera o no lo dijera, cuando estremezca tu piel el cierzo de voz severa, cortante y cruel: Aragón tiene un Moncayo blanco y verde.

La Bullonera.

Los de Huesca nos llaman cheposos a los zaragozanos, por lo encorvados que vamos cuando sopla el cierzo.

Juan desde Zaragoza

FG dijo...

¡Buenas noticias! He conseguido recuperar los comentarios. Estoy con lo del redondeo de las esquinas de las imágenes. Algo saldrá.

FG dijo...

He conseguido, por fin, un programa online que redondea las esquinas de las imágenes sin dejar rastros. Ya están corregidos los de la entrada del viento. Pero, claro, me cuesta mucho más que antes.

Oscar dijo...

parte de mis ancestros muy lejanos, son originarios de Aragon, es mi sueño conocer alli!!

FG dijo...

Para Óscar. Si vienes por acá, tendré mucho gusto en enseñarte esta tierra que no es mía, sino de mi mujer, pero a la que quiero como si mía fuera.

Oscar dijo...

DIOS Y LA VIRGEN DE LUJAN QUIERAN!!!!, ME ENCANTARIA IR!!! YO ADORABA A MI ABUELO