El cementerio Zentralfriedhof de Viena es el tercero más grande de Europa, después de los cementerios de la Almudena [1] en Madrid y Ohlsdorf en Hamburgo. Sin embargo, su interés turístico es mucho mayor, debido a la cantidad de personajes ilustres que reposan allí: desde la familia Strauss hasta Brahms, incluyendo al mismísimo Beethoven y, mucho menos conocido, Ludwig Boltzmann.
Nada que ver con la música. Se trata de un científico austriaco que realizó importantes aportaciones a determinadas áreas de la física: probablemente, el personaje de mayor prestigio en el periodo de transición del siglo XIX al XX.
El reconocimiento universal de la carrera profesional de Boltzmann y sus trabajos sobre la entropía y otros conceptos de la física, no le impidieron suicidarse en la costa italiana, cerca de Trieste, ahorcándose mientras su señora e hija disfrutaban de un plácido baño en el Adriático.
Las causas que le llevaron a tomar esta drástica decisión no han sido nunca suficientemente aclaradas. Algunos estudiosos de su biografía sostienen que no pudo soportar las críticas que recibió por parte de algunos colegas desconfiados y envidiosos de sus trabajos. Mientras que entre sus alumnos fue un hombre muy querido y respetado, en el ámbito científico siempre estuvo rodeado de envidias, zancadillas y opositores.
Los turistas no advertidos que se adentren en el cementerio vienés, se quedarán estupefactos cuando se den de bruces con la tumba de este hombre y la extraña ecuación inscrita en su lápida: S = k log W que, para algunos físicos, suena a verdadera música celestial, como la de los insignes compositores que acompañan a Boltzmann en su descanso eterno. La fórmula permite calcular la entropía de un sistema S, un concepto interesante al tiempo que misterioso, cuyo nombre procede del griego εντροπία, que significa “revertir”.
Supongamos que, en un vaso de agua, diluimos una gota de tinta. Segundos después, la tinta se ha dispersado por todo el vaso y nunca más se podrá volver a formar la gota inicial. Podríamos decir que la gota “tiende al desorden” y a esto lo llamamos entropía. Si pudiéramos hacer fotografías sucesivas al vaso veríamos que, a medida que pasa el tiempo, la dispersión es mucho mayor y el desorden crece. Son los “estados” de la entropía que, en el universo, se incrementa constantemente, hasta el desorden total.
Cuanta más entropía, más caos, más desorden, incluso definitivo, sin ninguna posibilidad de volver al estado original. Freír un huevo, por ejemplo, es un proceso irreversible: imposible, una vez frito, hacerlo volver al culo de la gallina.
Apliquemos este concepto a la cotidianeidad. ¿Cómo están más ordenados nuestros calcetines, dentro de un cajón, agrupados por color y por textura, o desperdigados por la habitación? El estado “calcetines dentro del cajón” tiene menos posibilidades de desordenarse, es menos entrópico que el estado “desperdigados por la habitación”. En realidad, en este último caso, el orden ya está perturbado considerablemente, con muchas más posibilidades de que el propietario continúe esparciendo calcetines aquí y allá, por todo el cuarto. Podemos afirmar que “calcetines en la habitación” tiene mucha más entropía que “calcetines en el cajón”. De ahí que el sistema S llamado “cuarto de los adolescentes” —y de algunos mayores— alcance enormes valores de desorden por este concepto.
Solo la oportuna intervención de una madre atenta o de una esposa solícita podría mejorar el caos, reduciendo la entropía, recogiendo y colocando de nuevo los calcetines en el cajón.
IMÁGENES: Arriba, la tumba de Boltzmann. Abajo, entropía doméstica.
[1] Ocupa 120 hectáreas y está considerado el cementerio más grande de Europa occidental. Desde su origen, a finales del siglo XIX, ha sido el cobijo póstumo de los héroes de las guerras de Cuba y Filipinas, las víctimas de la epidemia de cólera desatada en los años 1884 y 1885 -que aceleraron su apertura- y las que perecieron en el incendio del Teatro Novedades en 1928. Pero también alberga a muertos célebres dispares, como Benito Pérez Galdós, Estrellita Castro, Lola Flores, la Pasionaria, Francisco Umbral, Ramón y Cajal o Frank Yerby. (Muy Historia)
[2] 1844-1906.
8 comentarios:
Me ha encantado la forma en la que enlazas tres temas diferentes en pocas líneas: El cementerio de Viena y el físico, con el concepto de entropía, y el desorden de los calcetines. ¡Genial!
Un abrazo
En el sistema España la entropía tiende a infinito entre independentistas, corruptos, demagogos y demás fauna política ;-)
Genial y original artìculo dilecto Fèlix. La entropíaa desde luego esta muy presente en otros ámbitos, que se lo digan a la clase política española..., un abrazo.
Un abrazo querido amigo.
He aprovechado para leerte las tres últimas, porque no había podido hacerlo. Un frenesí mis últimos tiempos.
Ayer fui a ver al Museo de Bellas Artes, de nuevo, el cuadro de Van Donguen, Paseo de las Acacias, que me parece de una elegancia extraordinaria. Como está en Buenos Aires creo que no es tan conocido como debería serlo.
Aquí te lo mando. A lo mejor lo quieres incluir en algún momento, si viniera al caso, en tus estupendos blogs.
Un fuerte abrazo.
Para mi que tiene dos facetas importantes: por un lado se entera uno de qué es eso de la entropía y, por otro, adicionalmente, con cachondeo y sentido del humor. Gracias.
Pues mire usted por dónde, no sabía muy ben que era eso de la entropía y ahora ya lo sé. Gracias.
Estupendo el artículo sobre la entropía para nosotros los de Ciencias. Respecto al anterior bien pudieras crear un nuevo artículo sobre la "Entropía del catalanismo".
Un abrazo y buen verano.
Publicar un comentario